La película que cierra el díptico bélico de Clint Eastwood ofrece un bagaje mucho más favorable que el de la discutible Banderas de Nuestros Padres. El primer acierto reside en prescindir del exceso de ambición de líneas narrativas de aquella, donde los poco logrados saltos temporales y la innecesariedad de la parte contemporánea lastraba la película de forma irremediable. En Cartas desde Iwo Jima, la preparación y consumación de la defensa nipona de la isla centran todo el relato con unos pocos flashbacks orientados a fortalecer a los personajes de mayor relieve en la trama. Quizá resulta desacertado que dos de ellos casi coincidan en pantalla al lastrar algo el devenir de los acontecimientos, pero en ningún caso resultan molestos. Un competente elenco de actores (algo en lo que la anterior fallaba de forma estrepitosa) y la casi total ausencia de altibajos de interés se unen al logrado dramatismo creciente de la película que en sus primeros minutos cuenta con un tono bastante más liviano de lo que uno podría esperar. Al final no llega la obra maestra que muchos esperarán, pero sí una muy buena película que ejemplifica lo que Banderas de Nuestros Padres debió ser por parte del lado americano, pero que, por desgracia, prefirió tirar por otros derroteros en lo que estuvo lejos de resultar atinada.

Mi crítica del paisliterario aquí (ya siento la tardanza)

PD: ¡¡¡Banzaiiiiiiii!!!